sábado, 21 de enero de 2012

7am.

La tranquilidad era el deseo más adorado, y la simpatía acomodaba sus valijas en el diván del adiós.
El impulso tomó las riendas y las ganas de escapar se transformaron en una realidad.
Los primeros pasos fueron confusos, indecisos e imprevistos. ¡Quién pudiera volver el tiempo atrás!
El primer escalón fue lo más certero en la jungla de los sentimientos. Me acosté y me volví a levantar. Mi lugar no era ese en particular.
Comencé a caminar. ¿Qué hacía allá? La luna estaba bailando y el sol brillaba en el pasado.
Luego sentí una mínima dosis de seguridad, hasta que divisé el lugar que me llevaría hacia la tranquilidad.
Tres hombres, preocupados por mi bienestar, desconociendo mi identidad se ofrecieron a ayudar para poderme robar una sonrisa que esté colmada de sinceridad.
Cerré los ojos y viajé a la cotidianidad, hasta absorber el desinterés de quienes se hallaban a pocos metros. Eran quienes conocían mi lugar, mi personalidad y mi locura. No se preguntaron el por qué de la tormenta que acechaba a mis ojos, decidieron despejar sus mentes e ignorar mi tristeza.
Sin su ayuda, y después de unos cuantos delirios tontos, encontré el por qué de mi sequía y la gratificación de la misma.
Una mujer. Ojos oscuros y brillosos, con un calor particular. Entre su pelo y su rostro se encontraba un pañuelo violeta, en su cuerpo diversos tatuajes y en su abrazo, la paz.
El era robusto, alto, desaliñado, ojos saltones, y una risa contagiosa.
Me devolvieron la confianza y el por qué de mi existir.
Quizás todos se empeñan en sorprender a través de los atuendos y los besos sin sabor, ignorando que algunos pueden conquistar un amanecer, sin lujos.
Se trasladaron a mi realidad, y acariciaron mi dolor, para que las heridas cesen y nunca olviden, para que la confianza abunde y la soberbia se destierre de mi reino de aprendizajes.
Mi corazón se apaciguó antes aquellos brazos que me supieron comprender a través de la humildad. Me sentí pequeña ante tanto caminar.
Todo tiene un por qué; ¡Sólo hay que dejarse llevar! Para poder encontrar el camino que nos lleva hacia la verdad.

21-01-2012. Yo.