jueves, 29 de julio de 2010

Nuestro amo juega al esclavo

Por cuestiones de ética no voy a dar sus datos personales, pero sí lo que dijo con gran seguridad de sí misma:
- Yo si quiero puedo dejar el cigarrillo, es una elección. Hasta podría pasar una semana sin fumar.
Mientras se jactaba de tal acto de valentía y suponía tener la situación bajo control recordé cuando sus manos temblaban y entraba en pánico por la falta de un cigarro en sus labios.
Será que todos creemos dominar ciertas situaciones y no somos más que un montón de palabras ya que somos esclavos de esa ideología. Constantemente nos esclavizamos de las cosas más inverosímiles. Somos presos de un sentimiento, de un pensamiento, y hasta esclavos de nosotros mismos. Estamos encadenados a lo que callamos y dueños de lo que decimos.
Vivimos la vida como si fuéramos ajena a la misma, pues no somos completamente conscientes de nuestros actos e inventamos falacias para que nos salven el pellejo. Y para ser realista de la única verdad nunca nos vamos a poder escapar, porque en nosotros mismos está. Y por más que la ignoremos, constantemente la relojeamos. Nos auto engañamos, pero el inconsciente sigue permaneciendo. Aunque no lo creamos, tenemos los ojos ciegos bien abiertos.

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