sábado, 11 de febrero de 2012

sin filtros.

Uno debe admitir sus errores, reconocerlos, hacerse cargo de ellos. Porque todos cometemos errores, todos somos humanos. Algunos con más años, otros con menos. Pero seres humanos errantes y con sentimientos.
Me duele esta situación. Me duele no poder verlos a los ojos y no sentir esa traición. Hoy más que nunca, a pesar que este rodeada de amigos que me escuchan e intentan robarme sonrisas, me siento sola.
Siento que no puedo cambiar, por más que lo intente. Que todo es en vano y mis intentos siempre fracasan por sus inmensos caudales de negaciones.
Soy complicada, no soy igual a ninguno de sus hijos y es algo con lo que nunca van a poder ir en contra. Soy distinta a todos. Tengo gustos atípicos y poco legales. Me gusta delirar y viajar, reírme y llorar. Analizo todo y no se si voy a triunfar económicamente en esta vida, pero apuesto por lo que me apasiona. Y eso es zumo de valor, aunque no lo sepan ver.
Me dedico a las sonrisas pero siempre termino en un pozo de llantos. Y en este último tiempo mis mejillas se colmaron de agua salada.
No me entienden, no me quieren entender. No se dan una mínima idea de lo importante que era para mi ese acontecimiento, lo que trabajé para ello, y cuánto lo espere. Creo que lo esperé más que a cualquiera de las cosas que me pasaron el año pasado. Saben lo que significa la música para mi, y de la plenitud que logro cuando me encuentro con ella.
Me entrego al orgullo, me entrego a no ceder esta vez. Propongo que se replanteen su situación, y sus errores. Mis acciones son fundamentadas por el dolor. No es de rebelde. Es de tristeza. Es una forma de hacerles entender que no soy yo la equivocada.
Hoy, más que nunca, saben lo mal que me hace estar bajo estas paredes. Saben que no estoy bien y que la única distracción son mis amigos. Se oponen a ello. ¿Cómo sentirme bien cuando soy juzgada y subestimada por ustedes?. Están sordos.
Mis palabras son un grito de realidad, no de rebeldía.
Cerrar la puerta y evitar mi verdad es de cobarde. No sé como pueden hacer paralelo mi pesar. Ignoran mis lágrimas de súplica. Porque necesito ayuda, necesito que me entiendan.
Comprender lo que me pasa es un paso para aceptarme. Porque no me aceptan. No aceptan mis gustos, ni mi personalidad. No voy a estudiar medicina, ni odontología, ni abogacía. Voy a ser filósofa, y si tengo suerte, escritora. Estoy dejandome llevar por mi corazón y por el azar. Eso es admirable, y ustedes no lo admiran.
Ojala que algún día lean esto, y que no sea tarde.

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