miércoles, 7 de marzo de 2012

Acá

No estoy parada en el eje correcto, quizás la traslación que estoy buscando se esta produciendo constantemente gracias a mi rotación diaria.
Cada mirada, cada palabra, cada señal, cada energía que me transmite el Universo conspira con mi espíritu. En el todo va a estar el resultado que tanto anhelo.
Y todo verdaderamente puede cambiar, y definir mi presente de una forma abrupta y placentera.
La esencia es una pócima espesa y candente que se irradia por pequeños poros que desprendemos en forma de actitudes y pensamientos, sensaciones y dudas.
La vulnerabilidad de las emociones produce que la lava que se produce y reproduce a cientos de grados dentro de mí, me queme y haga temblar a mis entrañas. Este volcán que se está formando en mi interior, ante cualquier conducta extraña, puede explotar. Y lo va a hacer cuando la situación amerite al cambio interior. Para transformar al pálido asfalto en un pasto suave colmado de paz y tranquilidad.
Todo crecerá si la maleza se quita desde raíz, para así la fertilidad pueda encubar a mi verdadero yo.
Necesitar y querer son verbos correlativamente iguales si se los amolda a mis ansias de libertad. Pues, la quiero y necesito.
Mis pies ya están cansados de caminar bajo el mismo sol pisando el mismo cemento que se extiende a cientos de kilómetros de distancia. Estos necesitan despegarse de la tierra para poder ascender hacia la plenitud y poder gozar de la suave brisa que choca contra mis desafíos para alentarme e invitarme a luchar.
Casi sin darme cuenta ya estoy planeando en mi verdad, flotando en mi río, en el único río que me puedo bañar, antes de sumergirme en el próximo.
Mis labios se cansaron de pronunciar palabras necias, necesitan sellarse para poder abrir la ventana entreabierta que se encuentra en mis párpados, y a su vez, podré escuchar, pensar, analizar, filosofar, y aclarar mis preguntas para llegar hacia mi propia razón.

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