imProvisación

Entre sin pudor, simulaba mantener la situación bajo control. Casi sin darme cuenta estaba sumergida en un mundo de nuevas energías intangibles pero tan sensibles al tacto como un copo de nieve. Me encontraba debajo de un túnel imaginario y real, peligroso y excitante. Lo pude tocar, y en mis manos segundos después había una especie de polvo color gris. ¿Qué era todo esto?
Hasta que la vi a ella. Calzaba unos jeans gastados y una remera negra, anteojos y un pañuelo color almendra. Advertí la situación en mi mente, y le adjudiqué el control a mis manos. Le comente acerca de mi investigación artística, y me pidió encarecidamente la confidencia del supuesto secreto.
Buscaba un túnel, para poder encontrar la luz. Me jacté de su irracionalidad y me conduje hacia la puerta para acabar con todo este maldito laberinto, en el cual el obsequio de salida sería un gran dolor de cabeza.
De repente, me deje guiar por la corazonada y decidí evocar a las vibras para que me guiaran nuevamente a ese túnel tan deseado. Me senté, acomodé mis manos a la altura de mis rodillas... y no sentí nada.
Resignada y soberbia, me levante y decidí terminar con todas estas dudas que quería afrontar, sin poseer siquiera una sola certeza.
Hasta que me sentí embriagada y risueña, mis piernas estaban cansadas y mi cuerpo no toleró el peso del mismo... me desvanecí.
Mi conciencia había mutado a otro espacio y las deducciones que había tomado hasta ese segundo siniestro, parecían no importar.
La soberbia, la superioridad, el orgullo, la poca voluntad para entender a mis iguales caducaron y mi tiempo también. No podía volverlo atrás, no podía cambiar mis errores.
Apareció otro ser, decía llamarse Espacio, y empezó a contraer su cuerpo hasta volverse gigante e increíble.
Todo lo que había sido mi ser, ya no existía. Y lo único que permanecía era mi esencia, nunca iba a mutar de cuerpo, pero si iba a observar a todos los que me rodeaban.








Mi único deseo es volver, aunque no es más que una ilusión... ya que todo terminó.