martes, 19 de julio de 2011

Ay, el amor..

Las mujeres... ¿somos complicadas? Puedo obtener dos respuestas, un sí y su contrario. Pero optaría por tomar una ideología conformista y decir que somos así por la indecisión del sexo opuesto. Seremos tan histéricas e idealistas por su pensamiento machista y capitalista, con ello llego al fin que su 'mujer ideal' es un cuerpo 90-60-90. Mientras que nuestro 'príncipe azul' más allá de sus atributos externos podemos encontrar a un hombre sensible, fiel y comprensivo. ¡Pero no! ¡Bajemos a la tierra hombres y mujeres!. Dejemos a un lado las ideologías machistas y feministas que son producto de la televisión si mal no me expreso. No creo que exista alguien 'perfecto' ya que la idea de un ser 'perfecto' proviene de alguien 'imperfecto'... Pero qué triste! Alguien perfecto carece de la característica mas importante de todas ¡Su existencia!. Así que despidámonos de las falacias y hagamos un llamado a la realidad. Los hombres, por su lado, la mayoría, no todos. Son mujeriegos. Qué pena. Incapaces de amar solamente a una mujer. Y por el otro lado, las mujeres, somos orgullosas e histéricas. Les aseguro que les leo el pensamiento con los que le voy a comentar: deseamos que ellos estén a nuestra disposición, indagando cada paso que damos, y pretender que piensen que somos unas ganadoras en el tema del amor, mientras no, vivimos y respiramos para uno solo. ¿Por qué le queremos vender al otro sexo algo que no somos? ¿Lo atraemos más? Inevitablemente no, lo alejamos. Entonces, dejemos de chacharas señoras y señores, y digamos lo que pensamos. Que la vida es una sola y cuando sea muy tarde nos vamos a arrepentir de lo no realizado. Siempre supe que el que no arriesga, no gana. ¿Y el que arriesga y pierde? se lamenta. ¿Pero cuánto tiempo durará la tristeza? Un mes, dos meses, tres meses, no más. Un día nos vamos a despertar y decir 'no quiero seguir viviendo así'. Ahí, crecimos. Dejando a un lado el pasado, aprendemos a no volver a cometer el mismo error. Por cuenta propia voy a tratar de ser un plato invisible, que no sea fácil de digerir, porque como a todos, no nos gusta ser echados al olvido. Pero de hacer lo que quiero hacer en el momento exacto, porque el noventa por ciento de las veces, lo que queremos, no es lo que hacemos. Y gracias a ello, no arriesgamos, no ganamos y no aprendemos. ¿Qué tal? Basta del histeriqueo, de el orgullo propio, del idealismo de la pareja perfecta y disfrutemos de lo que es real, de lo que te hace sentir vivo, y es el amor. Tal vez cueste encontrarlo, pero podríamos visitar amores mediocres para pasar el rato. Dejemos atrás el conformismo citado al comienzo de esta pequeña reflexión, y usemos como ejemplo mis pensamientos errados. ¡Que de todo aprendemos algo nuevo, cada día!

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