Francamente, mi verdad, ya la citaron hace siglos. Asique no soy más que una afirmadora de dicha hipótesis.
Heráclito sostuvo que nadie se bañaba dos veces en un mismo río. El lugar físico es el mismo, pero las situaciones cambian, las personas no son las mismas, crecen y fluyen. Somos como el agua, nos trasladamos, cambiamos de forma y de contenido. Pero nuestra estructura es siempre la misma. Poseemos dos brazos, dos piernas y dos ojos. Lo que nos condiciona a dicho cambio son los momentos en los cuales nuestra inteligencia se pone a prueba, para despistar a los menos lúcidos y para hacer valer a los más capacitados.
Bailamos una misma música con diversos estilos que cambian nuestro baile.
No se trata de ser mejor o peor, sino diferentes. Nadie esta exento de la verdad, pero tampoco la posee. Somos dueños de lo que creemos con énfasis y no tenemos el valor suficiente para desvalorizar al que se encuentra a nuestro lado.
Entonces sí, sostengo que cambiamos. La vida nos hace más fuertes, con ideales subjetivos debido a nuestro crecimiento, y las decisiones que tomemos, no son más que un reflejo de lo que empezamos a aprender desde que nacimos.
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