jueves, 8 de septiembre de 2011

VoLaR


Atreverse a dar ese salto, a sentarse en el abismo y dirigirse a lo desconocido. Juntar el coraje para aprender a confiar y no hacerlo por un simple capricho de una corazonada. Despegar los pies de ese suelo que es inherente a nuestras extremidades desde que sabemos que existimos. Empezar a juzgar a nuestro interior para poder entender todo un poco mejor, para que la ignorancia no roce el camino por el cual se trasladan nuestros pensamientos. Ver el reflejo de lo puro y frío, de lo distante y elegante. Intentar tocar la perfección, tener la ilusión de poder saborearla con nuestros labios para saciar la sed que poseemos desde que sabemos que existe. Cerrar los ojos. Elevarnos. Sentir la plenitud. Fotografiar los sentimientos, congelar los momentos, inmortalizar esa brisa que acaricia nuestras mejillas con vientos de cambio, de transformación, de esperanza. Respirar hasta explotar. Viajar a la inmensidad para comprender que solos no somos nadie, únicamente uniéndonos como aquellos blancos bloques de calma vamos a poder encontrar lo que siempre buscamos: conseguir desterrar ese sentimiento de destrucción para que se agudicen los estímulos de amor, y poder triunfar sin destruir nada. Únicamente aislando lo que debe desterrarse de la faz de la tierra, ignorando a la propia maldad para que la belleza confunda sus sentimientos y podamos convivir en paz!.

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